El láser de CO2, que contiene dióxido de carbono y fue desarrollado en 1964 por Kumar Patel, ha revolucionado el campo de la cirugía veterinaria con su aplicación precisa y mínimamente invasiva. Este tipo de láser emite radiación en la banda de infrarrojos, una longitud de onda que es óptima para cortar y vaporizar tejidos blandos. La clave de su efectividad radica en su alta absorción por el agua, un componente principal de los tejidos vivos.
Cuando el láser veterinario incide sobre el tejido, su energía es absorbida por el agua presente en las células. Esta absorción provoca la vaporización del líquido, lo que a su vez conduce a la descomposición celular. Este proceso permite realizar cortes extremadamente precisos con un control exacto sobre la profundidad y extensión. Además, a medida que el láser avanza, sella simultáneamente los vasos sanguíneos y linfáticos, lo que reduce el sangrado y el edema durante la operación.
El uso de esta técnica de cirugía veterinaria es especialmente beneficioso en procedimientos donde la precisión es crucial. Además, al disminuir la necesidad de anestesia y al acelerar el proceso de recuperación, nuestro láser veterinario no solo mejora la experiencia quirúrgica de las mascotas, sino que también reduce el estrés y la ansiedad de sus dueños.