Alimentación
¿Qué le puedo dar?
El tipo de alimentación a administrar variará en función de la edad que tenga el cachorro cuando llega a su nuevo hogar. Así si el animal tiene menos de un mes de edad, deberá procurársele una dieta a base de papillas preparadas a partir de leche maternizada artificial de perra (disponible comercialmente) y/o papillas de prescripción veterinaria. A medida que el cachorro va acercándose a las 4 semanas, podrá sustituirse la papilla por un pienso de arranque para cachorros. A medida que vaya creciendo se le seguirá con un pienso para cachorros hasta los 10 meses en razas pequeñas, 12 meses en razas medianas y 18 meses en razas gigantes. A partir de esas edades se le sustituirá por un pienso de mantenimiento para perros adultos.
Desde los puntos de vista nutricional e higiénico-sanitario, el mejor tipo de comida recomendable para administrar a un perro es siempre el pienso en seco (mejor que dietas húmedas) puesto que:
- Está formuladas en función de las necesidades nutricionales de cada edad (cachorros, adultos, senior), estado fisiológico (gestación, lactación), estado general (delgados, sobrepeso), raza, etc.
- Se adhiere menos a los dientes y provoca menos problemas de formación de sarro, gingivitis y enfermedad periodontal.
Además el pienso en seco tiene la ventaja de ser más económico que el pienso o comida en húmedo.
¿Qué no le puedo dar?
Bajo ningún concepto deben dársele huesos a los perros, tengan éstos la edad que tengan. No importa el tipo, ni el tamaño, ni la especie animal de la que provienen. Los huesos son indigestos, posibles causantes de estreñimientos de mayor o menor gravedad, son susceptibles de encallarse o clavarse a lo largo del tubo digestivo y, por si todo esto fuera poco, no alimentan en absoluto ni dejan nada de su composición en el interior del organismo canino. No es conveniente recompensar al cachorro, a modo de premio, con toritos de embutido, quesos ni chocolate ni, por supuesto, sobras de alimentación humana, puesto que nada de ello es equilibrado y, a parte de "entretener" el hambre, provocan, no pocas veces, desarreglos digestivos que se traducen en diarreas, que en el caso del cachorro son más peligrosas que en el animal adulto.
Calendario Sanitario
Una vez el cachorro lleva uno o dos días en su nuevo hogar, es conveniente concertar una visita con el veterinario con dos objetivos básicos: el primero es aclarar las dudas que le dueño pueda tener sobre su cachorro y todo lo que le rodea. Y el segundo objetivo es empezar a asimilar toda la información que el profesional dará al nuevo dueño para lograr una mejor calidad de vida para su nuevo compañero. Los puntos básicos de esta información son la dieta (de la que se ha hablado con anterioridad), la desparasitación y la vacunación.
Desparasitación
Dentro de esta denominación deben diferenciarse dos tipos: la interna o vermifugación y la externa.
La desparasitación interna o vermifugación es aquel tratamiento que se administra a los perros a fin de eliminar los parásitos internos que puedan tener, normalmente, en el interior de su tubo digestivo. Se recomienda desparasitar a la madre durante la gestación, en los días próximos al parto y durante la lactación; a los cachorros a partir de los 15 días y posteriormente cada 15 días hasta los 3-4 meses. Luego, de forma regular y durante toda la vida del animal, deberá repetirse este tratamiento de 3 a 4 veces por año a fin de evitar que la presencia de parásitos internos entorpezca el crecimiento en los cachorros. Hay que tener en cuenta que los vermes, como parásitos que son, se alimentan a expensas de lo que su hospedador come y además provocan importantes alteraciones a nivel digestivo, comprometiendo seriamente la salud del cachorro.
Actualmente se dispone de productos altamente efectivos contra todo tipo de parásitos intestinales e incluso algunos de ellos protegen, además, contra parasitosis que afectan a otros niveles del organismo canino (sistema cardiaco, por ejemplo). También son productos que evitan el contagio de parásitos del perro a la especie humana, por lo que a nivel de salud pública, deben ser tenidos muy en cuenta. Es por ello que las recomendaciones que el veterinario da a este respecto, deben ser seguidas lo más estrictamente posible, a parte de por la salud del animal, para la salud de su dueño.
El tema de la desparasitación externa es un tema en constante evolución. Cada vez son más y mejores los métodos de lucha existentes contra los parásitos externos (básicamente pulgas y garrapatas y últimamente mosquitos).
Por ello nos limitaremos a citar los grupos de preparados existentes en el mercado y será el veterinario el que mejor aconseje sobre el método más eficaz de lucha contra estos molestos huéspedes. Así se dispone de collares antiparasitarios (unos para pulgas y otros para garrapatas), sprays (en aerosol o bien en forma de pulverizadores sin gas), pipetas de aplicación subcutánea, polvos, champús y otras lociones, y finalmente saber que en determinados casos deben combinarse más de un sistema para lograr una efectividad casi total. Finalmente debe remarcarse que algunos de estos productos antiparasitarios no pueden ser utilizados en cachorros de menos de 3 meses.
Vacunaciones
Desde el punto de vista sanitario quizás sea éste el punto más importante de la vida del perro cuando es cachorro, debido a la fragilidad y pobreza del sistema inmunitario o defensivo del cachorro. Cuando el cachorro nace y mama la primera leche de su madre (el llamado calostro), ésta le confiere un sistema defensivo muy útil pero, desgraciadamente provisional. La duración media de estas defensas viene a ser de aproximadamente 6 semanas, momento en el cual debe empezarse el calendario de vacunaciones en un cachorro, sea de la raza y del tamaño que sea. A esta edad se administra, normalmente, una dosis bivalente que protege al perro contra el moquillo canino y la parvovirosis. Al cabo de dos semanas más, o sea, cuando el cachorro cuenta con 2 meses, se le administra una primera dosis de vacuna polivalente que, a parte de proteger contra el moquillo y la parvovirosis, lo hace también contra la hepatitis canina, la leptospirosis, las adenovirosis y la tos de las perreras. Al cabo de 4 semanas debe revacunarse el cachorro con otra dosis de vacuna polivalente y para finalizar esta primovacunación a partir del 4º mes y antes de llegar al 6º, debe ponérsele al cachorro la vacuna antirrábica(obligatoria en algunas comunidades autónomas y necesaria en el resto según recomendaciones recientes de la O.M.S.)
Este calendario vacunal puede sufrir modificaciones en función de criterios veterinarios o bien de presencia masiva de alguna de las enfermedades contra las que se protege en zonas determinadas del país. Una vez más, será el profesional el que mejor podrá aconsejar al dueño de la conveniencia de vacunar más de lo considerado standard.
La visita al veterinario
Primera visita
Por regla general es conveniente visitar al veterinario siempre que el animal no esté en plenitud de facultades y más aún en la edad de cachorro. Quien mejor sabe que su animal no está del todo bien es, sin duda, su dueño y el que mejor remedio le puede poner es el veterinario. En caso de duda debe consultarse, ni que sea telefónicamente, con el veterinario, y en caso de manifiesta enfermedad, la visita al profesional será obligada y deberá realizarse con la mayor celeridad posible.
Cuando un cachorro llega a su nuevo hogar hay que aprovechar la primera visita al veterinario (al cabo de 2 ó 3 días de la llegada) para "bombardearle" con preguntas que a buen seguro inquietan al dueño "novato". No obstante, por su experiencia, el profesional procurará pasar por todos y cada uno de los puntos que típicamente preocupan a los dueños. Asimismo les asesorará y les dará toda clase de consejos a seguir para conseguir una buena compenetración desde el mismo momento de la llegada del cachorro y hasta el final de sus días, aproximadamente 15 años después. Hay unas cuestiones básicas que deben saberse y sobretodo, deben seguirse para intentar resolver, con éxito, problemas que no pocas veces son el inicio de anomalías que con el paso del tiempo pueden llegar a ser insalvables. Un cachorro debe comer 3 veces al día desde las 6 semanas y hasta que cumple los 6 meses. A partir de esta edad, y hasta el año de vida, el número de comidas será de 2 diarias y a partir del año con una única comida bastará. No obstante en perros de pequeño tamaño o en aquellos con apetito voraz, es recomendable que el número de comidas fuera, durante toda su vida, de dos, una por la mañana y otra por la noche. La cantidad de comida a administrar variará en función de la edad y del peso del cachorro, así como del tipo de comida que se le dé. Si es industrial (tanto seca como húmeda), bastará con seguir las instrucciones que el fabricante imprime en los envases. Si la alimentación es casera, será el veterinario el que realice la correcta dosificación, así como la suplementación que debe darse al cachorro para que su nutrición sea mejor.
Es importante tener claro desde el primer día el lugar donde el animal va a dormir y acostumbrarlo desde el primer día. Aunque lloriquee o ladre, no debe variarse su ubicación y hay que tener en cuenta que tantos cambios le afectan pero en 2 ó 3 noches, el recién llegado se acostumbrará a su nuevo "dormitorio". No es conveniente que duerma en el exterior antes de que esté correctamente vacunado (sobre los 3 meses) así como tampoco conviene que duerma en habitaciones compartiendo cama con su o sus nuevos dueños.
Los paseos por la calle y parques deben olvidarse hasta que le hayan sido administradas todas las vacunas correspondientes al primer año (menos la de la rabia), de tal forma que sería conveniente evitar las salidas antes de los 3 meses. También es importante que no esté en contacto con perros de procedencia desconocida o con perros con la ficha sanitaria no llevada al día. Hay que tener en cuenta que los cachorros no vacunados en su totalidad son muy sensibles a la hora de que un virus penetre en su interior y provoque serios desarreglos, los cuales pueden llevarle, incluso, hasta la muerte.
La higiene
Una pregunta frecuente entre los propietarios es ¿Cuál es la frecuencia normal de los baños?. Pues bien, esto es muy variable en función de la raza, tipo de pelo, edad, existencia de problemas de piel, clima, etc. Además hay que tener en cuenta que en un cachorro al cual no se le han administrado todas las vacunas es más propenso a contraer procesos infecciosos respiratorios por enfriamiento, manejo y estrés en definitiva, por lo que no es lo más recomendable.
No obstante hay que valorar el estado higiénico y los riesgos de infestaciones y contagios a personas si está muy sucio, parasitado y va a vivir dentro de la vivienda. En este caso sí es recomendable proceder a un lavado para eliminar huevos de parásitos y suciedad. En este caso hay que procurar un ambiente cálido y secarlo inmediatamente para evitar resfriados. También existen espumas o champús secos que permiten una limpieza más superficial y eliminar olores fuertes.
Un perro sano, como en principio lo es un cachorro vacunado, puede ser bañado con agua y champú de uso frecuente para perros. Si bien el enjabonado es importante, aún lo es más el aclarado con abundante agua y finalmente el secado. Éste debe ser llevado a cabo primero frotando con una o más toallas y posteriormente con la ayuda de un secador de manos. La frecuencia recomendada de los baños para toda la vida del animal puede ser de 15 días a 2 meses, a no ser que exista algún problema dermatológico, en cuyo caso se prescriben champús de tratamiento y con frecuencia de 2 baños por semana.
A parte de la higiene corporal general, existen partes del cuerpo que deben ser cuidadas con mayor frecuencia.
Los ojos deben limpiarse si hay secreción o legaña utilizando una gasa humedecida con limpiadores de ojos, suero fisiológico o con agua de manzanilla.
Las orejas deben ser revisadas un mínimo de una vez por semana. Si hay suciedad debe eliminarse con la ayuda de una gasa humedecida. Hay que limpiar a fondo todos los surcos del pabellón auricular.
También es conveniente realizar un mínimo de 2 veces por semana un suave cepillado de los dientes.
Estas prácticas conviene realizarlas desde que el animal es pequeño para habituarlo.
Finalmente resaltar la importancia que tiene un cuidado diario del pelo especialmente en perros de pelo largo. Según el tipo de pelo hay que utilizar un tipo de cepillo, peine, rastrillo, carda, cuchillas, etc. De lo que se trata es de retirar el pelo muerto y deshacer los enredos en pelo largo.
¿Cuándo sé que está enfermo?
Existen una serie de síntomas que pueden indicar al dueño que su animal está enfermo. De ellos destacaremos algunos signos importantes para valorar la salud del cachorro o del perro adulto:
- Fiebre: la temperatura corporal normal de un perro va desde los 38,5 a 39,5ºC. Esta medición debe hacerse vía rectal con un termómetro de uso exclusivo para el perro.
- Anorexia: es una falta de apetito aparente con una duración superior a 1 día.
- Apatía: el animal está inactivo, sin ganas de hacer nada y sin reaccionar a estímulos a los que normalmente responde con alegría. No juega, no come, no quiere salir, etc.
- Vómito: cuando no es aislado.
- Diarrea: es igualmente importante observar cuantas veces el animal ha realizado sus deposiciones en un día, así como la naturaleza de éstas.
- Tos: puede ser seca (cuando no hay expectoración "Tos de perro") o productiva (cuando echa moco). Tanto en uno como en otro caso, debe siempre consultarse al veterinario.
A parte de estos síntomas, pueden aparecer otros que variarán el estado o comportamiento natural del cachorro, lo cual deberá impulsar siempre a su dueño a llamar o a acudir a la consulta del veterinario antes de que pueda ser demasiado tarde.
Enfermedades infecciosas más comunes
Los síntomas citados y muchos más son indicativos de la existencia de alguna enfermedad. Trataremos de enumerar algunas de las más importantes que pueden presentarse en un cachorro.
- Moquillo canino
Es una enfermedad infectocontagiosa producida por un virus que se caracteriza por una primera fase con cuadro respiratorio típico con presencia de fiebre alta, anorexia, abatimiento, tos alta y un cuadro catarral (legañas más o menos verdosas y presencia de mucosidad más o menos densa y verdosa por nariz). Posteriormente pasa a un cuadro digestivo con presencia de vómitos (no siempre) y diarreas para pasar finalmente a una tercera fase, irreversible, en la que aparece una sintomatología nerviosa. Las dos primeras fases pueden ser tratadas con garantías de éxito, el cual no está asegurado cuando el animal ha llegado a la fase nerviosa, puesto que si bien puede sobrevivir, no pocas veces lo hacen quedándole secuelas de tipo neurológico como parálisis, tics, etc.
- Parvovirosis canina
Es otra enfermedad infecciosa producida, igualmente, por un virus y que causa una elevada mortalidad en cachorros. Se caracteriza por una aparición brusca de vómitos que se suceden con diarreas líquidas que pronto se tornan sanguinolentas. Es una enfermedad de curso agudo o sobreagudo que puede terminar con la vida del animal en menos de 36 horas.
- Tos de las Perreras
Síndrome producido por bacterias (Bordetela bronquiséptica) y virus (Parainfluenza canina) caracterizada por una tos irritativa, seca, no productiva. No es una enfermedad peligrosa, pero debido al debilitamiento del organismo, deja a éste en condiciones de ser atacado por otros virus, bacterias e incluso parásitos provocándole complicaciones que agravan el cuadro sintomatológico y que sí pueden terminar con la vida del cachorro.