Los perros son animales altamente sociales, su período más sensible en cuanto al comportamiento va desde las tres semanas de vida, hasta los tres meses de edad, por lo que es muy importante que durante este período y durante toda su vida estén habituados a diferentes sonidos, olores, entornos... Con esto podremos ayudar a evitar problemas como agresividad, miedos o fobias y nuestro perro tendrá una vida más feliz, sin estrés y se creará un vínculo sano entre la familia y él.
SOCIALIZACIÓN:
Es el proceso durante el cual el cachorro establece relación con animales de su propia especie y de otras especies entre las que estamos incluidos los humanos. La socialización debe conllevar contacto e interactuación con otros individuos y deben ser experiencias positivas y mantenidas en el tiempo. El período más receptivo es el comprendido entre las semanas 4 y 12 de vida.
Para hacer del cachorro un perro sociable basta cumplir una serie de recomendaciones:
Mantener al cachorro con su madre y hermanos durante sus primeras 6-8 semanas de vida para que así aprendan a jugar y relacionarse con otros perros pero, al mismo tiempo, las personas que convivan con la camada deben acariciarlos con frecuencia.
Sobre las 8 semanas es la edad en la los cachorros sean adoptados en su nueva casa para que se vayan habituando a las personas u otros animales con los cuales van a convivir. En casas donde no hay niños deben socializar igual al cachorro con ellos, a fin de reducir la posibilidad de problemas cuando los niños lleguen a ser parte de la familia.
Es muy importante habituar al cachorro con bebés, niños, adolescentes, adultos, con otros animales de su misma y de otras especies.
Conviene que experimenten a edades tempranas y de forma natural diferentes estímulos como el ruido del tráfico, truenos, fuegos artificiales. De este modo adquieren un umbral de tolerancia más elevado e estos ruidos molestos.
Hay que habituarlo a ser manipulado tocándole las orejas, mirarle los dientes, tocarle las patas, cepillarlos,...
Siempre habrá que recompensar su conducta correcta y relajada, una vez que esto se logre. Las recompensas deberán ser intermitentes para crear mayor atención en el cachorro.
Hay que continuar la socialización después de las 14 semanas de edad.
Está desaconsejado el castigo físico.
RELACIONES SOCIALES:
Los perros son animales de manada y como tales establecen relaciones sociales con los individuos con los cuales conviven, considerando a los miembros de la familia humana como individuos de su manada. Si el cachorro no admite la hegemonía y disciplina de la familia, puede intentar escalar en la jerarquía social hacia la posición dominante. Esta es una posición inadecuada ya que hará que un cachorro gracioso y simpático se convierta en un perro adulto desobediente, rebelde e incluso agresivo. Para evitar que esto suceda, se debe estimular precozmente la obediencia y sumisión del cachorro mediante una serie de reglas fáciles de realizar:
Crear rutinas en el cachorro: paseos, comidas, juegos...
Debemos acostumbrar al cachorro a que nosotros manipulemos su alimento, de modo que cuando le demos de comer, se le retirará el plano de vez en cuando o se acariciará al cachorro mientras come. Su comida se le debe de dar en su comedero, y no es recomendable darle alimentos en la mesa ya que se fomenta la conducta de pedir.
Iniciar pronto el adiestramiento en obediencia.
Reforzar las respuestas correctas a las órdenes de obediencia (sienta o junto) con premios. Las recompensas tienen que ser merecidas, de modo que aprenda que cada vez que cumple una orden, tiene una recompensa . Hay que premiar las conductas obedientes y sobre todo, no dar premios por iniciativa del cachorro con ladridos, lloriqueos ponerse de manos.
Manipular al cachorro frecuentemente: cepillarle, limpiar oídos, dientes... . Durante el juego controlaremos la intensidad con la que nos muerda, de modo que cuando sea dolorosa debemos quejarnos con un ¡ay! en un tono muy agudo y parar el juego. También debemos parar el juego cuando el perro se sobreexcite o el juego se torne brusco. El dueño tiene que llevar siempre la iniciativa en el juego.
Debemos proporcionar diferentes juguetes adecuados para su tamaño, edad y raza, no darle zapatillas ni ropa pues él asociará que todos los zapatos y toda la ropa es aceptable para morder. Es muy importante que los juguetes sean de buena calidad, interesantes para el e interactivos. Los cachorros tienen mucha energía y parte de ella la eliminan a través de la exploración oral. Al darle estos juguetes, le estamos dando las herramientas necesarias para poder liberar energía, estimular su cerebro y evitar que destruya objetos de casa. Es importante jugar con el perro y con sus juguetes para que así les tome más interés. También debemos estimular el ejercicio para eliminar el exceso de energía, liberar endorfinas y que el cachorro estaré más relajado. El ejercicio fomenta la interacción social entre dueño y perro.
Hay que identificar las expresiones y manifestaciones dominantes como gruñidos, mordiscos o mordisqueos e inmediatamente ocuparse de ellas. Debe cambiarse el tono de voz (más grave) y cesar en el juego.
ADIESTRAMIENTO BÁSICO:
Aprender las respuestas a unas órdenes de obediencia básica ayudan al propietario a establecer su jerarquía, educar a su cachorro y a disfrutar de la relación.
Las principales órdenes que conviene enseñar son:
- Acudir a la llamada: se le puede enseñar llamándole por su nombre o con una palabra como ven o aquí y cuando obedezca premiarle. No soltarle en el parque hasta que obedezca perfectamente en casa y comenzar a enseñarle en lugares donde no haya peligros cerca como coches u otros perros que distraigan su atención. Si el cachorro es muy nervioso conviene cansarle primero con un paseo o juegos y luego comenzar con el adiestramiento.
- Sentarse: llamar al cachorro y cuando esté justo delante nuestro, levantar la mano con un premio por encima de su cabeza a la vez que se le dice ¡sienta! . A medida que el cachorro levanta la cabeza hacia el alimento, pasa de un modo natural a la posición de sentado. A veces es necesario ayudarle presionándole la zona lumbar con la otra mano hasta conseguir que se siente. En el momento que lo haga se le dará el premio, espaciando cada vez más el tiempo que permanece sentado hasta que recibe el alimento.
- A tu sitio: conviene que el cachorro tenga un lugar (cama, alfombra o manta) dónde estén sus juguetes y mordedores, y que ese sitio sea un lugar agradable donde ir. El ir a su sitio no debe ser un castigo para el cachorro. Se le puede acostumbrar diciéndole a tu sitio y llevarle alguna golosina para que se quede tumbado.
Debemos quitarnos la idea de que si un perro es adulto o senior las posibilidades de aprendizaje son nulas, esa creencia es totalmente falsa. Si bien el aprendizaje puede ser más lento, no es imposible. El seguir rutinas de ejercicios y órdenes junto con un buen enriquecimiento ambiental como juegos, juguetes interactivos, ejercicios cerebrales, etc., ayuda a que las neuronas estén siempre trabajando, activan las conexiones cerebrales y el envejecimiento se retarda.
Así que adelante con los juegos, las órdenes y la rutina de ejercicio porque nuestro perro lo agradecerá toda su vida!